El escenario en Córdoba tuvo de todo este fin de semana: dramas mecánicos, luchas aguerridas y sorpresas en cada giro. Para Joaquín Cafaro no fue sencillo: arrancó con obstáculos que parecían proponerse más grandes que sus ganas de pelear hasta el final. Pero, lejos de resignarse, terminó más encendido que nunca rumbo al título.
Durante las series iniciales, Cafaro padeció contratiempos: el auto mostró una sensibilidad en el tren delantero, y la estrategia (y las condiciones del circuito) no le dieron tregua. En la final, surcar el tráfico, adelantar rivales y contener embates cogieron protagonismo desde las primeras vueltas. A pesar de ello, el piloto aguantó golpes, desplegó muñeca fina en los sectores complicados y fue escalando posiciones.
El gran salto llegó en el cierre, cuando Cafaro logró ubicarse dentro del top 5 de la final, sumando puntos clave que le permiten mantenerse en la conversación del campeonato. Si bien no ganó (esa victoria quedó para Renzo Blotta, quien se llevó los 42 puntos en Rosario, sumando todos los posibles en ese fin de semana), la performance de Joaquín fue una inyección de moral para su grupo. Blotta lideró de punta a punta en Rosario, imponiéndose ante Gonzalo Antolín y Juan Pablo Pastori.
Con el segundo puesto conseguido por Antolín, éste se transformó en nuevo líder del torneo 2025, con 227 unidades, superando por apenas nueve puntos a Cafaro, posicionado en cuarto lugar provisoriamente. Que estén tan cerquita expresa lo apretada que está la lucha.
Lo más notable es la lectura mental: después de toparse con un fin de semana con más espinas que rosas, Joaquín regresó fortalecido. El mensaje es claro: no se bajará fácil.